Una historia sencilla, inocente, divertida y simpática es lo que tiene para ofrecer esta película nacional del joven director Bernardo Quesney.
La trama es la siguiente: Raquel (Anita Reeves), una ex profesora de un colegio rural vuelve un día inesperado para hacer clases. Ante el asombro de sus alumnos que no entienden mucho la situación, Raquel se obstinará en enseñar geometría. Y ellos, poco a poco se irán conmoviendo y aprovechándose de la situación. ¿Cómo? Ayudando a que sea nuevamente contratada y de paso lesear un rato. Porque de eso se trata: ayudar y lesear.
Como es de esperarse, la directora Valentina (Catalina Saavedra) así como el cuerpo docente –entre ellas la nueva profesora de matemáticas- buscarán a como dé lugar acabar con la revolución liderada por Cesarea, la alumna que lidera el movimiento, la que no se dejará persuadir fácilmente. Mientras todo pasa, el profesor de castellano prepara la obra de teatro de fin de año y ven, con espanto, que todo podría terminar en forma trágica. ¿Qué ocurrirá con la ceremonia final estando un curso encerrado en la sala? He ahí la principal preocupación de la directora Valentina.
La vejez y el espíritu colegial
Dos temáticas interesantes. Por un lado toca de manera genial la vejez. La angustia de Raquel por quedarse en casa. A la monotonía, a dejar de hacer lo que lleva haciendo por más de veinte años. Y por otro, el espíritu colegial de los estudiantes. Lo que comenzó como una confusión y que no tardó en politizarse con una tomade lo más particular, lentamente va tomando aires de un gran juego en donde todos están invitados a participar. A participar claro, en una causa, y esa es: que vuelva la profesora Raquel a ser contratada. Una noble causa que a la vez se traduce en capear clases y también -dicho de manera bien coloquial- a alborotar el gallinero.
Por momentos da la sensación que la apuesta caerá en lo denso, con discursos estudiantiles clichés y ánimos belicosos pero no. Sabe mantenerse en la comedia. En hacer reír y lo que es más notable, provocar en el espectador viejo como yo la añoranza de los buenos tiempos. Qué bien que se pasaba en el colegio; fábrica de momentos mágicos que marcan la vida para siempre.
Hay un elemento interesante desde el punto de vista narrativo que destaco: los diálogos en off. Cuchicheos, rumores, atrevimientos y puteadas van armando un ambiente cómplice y que en definitiva invita a sumergirse.
Las actuaciones de Anita Reeves y Catalina Saavedra están bien logradas sobre todo la de Reeves quien se roba la película. Simpáticas a primera. Personajes interesantes, así como los jóvenes que no caen en la sobreactuación.
En definitiva, Desastres naturales se trata de una simpática película que consigue risas y resulta liviana. Recomendada
Fuente http://wambollywood.com/especial-sanfic-10-desastres-naturales-2014/